2012-12-24

Carta a una amiga



Querida amiga,

verás, esta no es la primera vez que te escribo una carta. De aquellas cartas adolescentes de amor queda la amistad. Ahora te escribo desde el centro de mi pecho, sincero y abierto porque se que nunca me lees y probablemente nunca me leerás.

Soy un hombre, o al menos eso creo. Sentirse así no es una elección ni un privilegio, lo sabrías si hubieras mirado estos días mis ojos acuosos e hinchados de tanto llorar. Sentir que, eres un hombre y tienes pechos no es algo agradable. Sentir que eres hombre pero que no encajas entre ellos, tampoco lo es. Se que es duro para ti porque siempre fijaste en mi la proyección de mi Yo, que erróneamente os dí a todos. Lo siento, no lo supe hacer mejor. ¿Crees que desde un principio es fácil ser quien eres en el mundo en el que vivimos?. A mi me habrían tachado de monstruo solo con insinuarlo y así ha sido en muchas etapas de mi vida. Para evitar estas calificaciones posteriormente, tuve que ser valiente o cobarde, según prefieras e adapatarme a una identidad bien vista socialmente para poder coexistir en calma bajo la dictadura social heterocentrista y discriminatoria.

¿Sabes qué? Fuiste la primera a la que llamé sollozando porque tuve el valor de llamar al psicólogo y paliar mi ansiedad interior. ¿Sabes qué? Fuiste la primera en aumentar mi estado de ansiedad cuestionando mi identidad bajo tus propios criterios y bajo tus opiniones nazis e igualmente discriminantes. Me arrepiento mucho de haberte contactado para, plantearte un sufrimiento propio tan ajeno al tuyo, el cual no supiste entender ni mucho menos respetar. Te dejé tiempo pero tu interés por mi estado y por mi evolución no fueron notorios durante esta semana así que, como no te venía bien acoplarme en tu agenda, decidí llamarte ayer de nuevo. ¡Qué gran error!. Al comentarte con respeto que debías de dirigirte a mi bajo mi nuevo nombre masculino, te negaste. Y no te negaste porque te fuera ajeno o extraño, ni siquiera por temor de perder a tu gran amigo; sino porque, literalmente, "no te salía de los cojones seguirme el rollo ni caer en mi trampa.". Enhorabuena, tu discurso y tu argumento es de tal calibre que me dejó asombrado. Nunca pude imaginar salir esas palabras de tu boca. Tampoco imaginé lindeces como "va, hacemos una apuesta a ver si es verdad" o "quizá más adelante te tome en serio, cuando vea que eso progresa". ¿Puedes, por un segundo, ponerte en mi piel?. Por gente como tú es por lo que tengo 24 años y sigo siendo "así", así como todos quereis. Por gente como tú, que no se toma en serio el sufrimiento ajeno de la confusión y del dolor que produce no sentirse uno mismo, es por lo que hay un índice de suicidio entre transexuales del 50%. Por gente como tú, es por la que se nos trata de enfermos, mentirosos, embusteros o inestables. Por gente como tú, es por lo que tenemos miedo a que se nos trate de manera jocosa, a que se rían de nosotros y a que piensen que es una opción por "tener demasiado tiempo libre como para pensar a qué sexo perteneces."

Para mi, tú poseías las etiquetas de "mejor amiga", para ti yo poseo las de "mujer bollera", porque así lo crees para mi y no aceptas otra opción, porque, "según tú me conoces y yo no soy así." Te pediría, por favor, que dejaras de emitir juicios sobre mi cuando, ni tú ni nadie tiene la potestad para hacerlo; pero además, es imposible que sepas cómo me siento por dentro cuando "tú" no has sido "yo".

Me has sorprendido querida amiga, pero para mal. Nunca pensé que me tomaras a broma o que esta decisión sobre mi te parezca que llega de repente. Yo no soy quién para tratar de convencerte a ti de nada, ni siquiera de mi. Es muy triste todo esto; pero no te puedo ver igual.

Mucha gente me dice que necesitas tiempo; pero tú me has dicho que no es cuestión de tiempo o de que no lo aceptes, sino de que "no te lo crees" y de que es "uno de mis juegos". Me duele enormemente que trates así mis sentimientos más profundos. Quizá por eso nunca tuve tanta afinidad contigo para contarte qué me pasaba por dentro, ya que siempre que salían dudas, tú siempre me decías que callara.

Eres la única persona que, sabiéndolo, no le da la gana de dirigirse a mi bajo mi nombre masculino. Me molesta que, yo pierda mi tiempo en intentar explicarte nada, para que acabes la conversación haciéndome daño, llamándome víctima y salvándote el culo alegando y ratificando que "me entiendes", "lo respetas", "te parece genial", pero sigo siendo "tía y bollera".

Quise acabar ayer con nuestra amistad para siempre, pero algo me invade de pena y tristeza por dentro, por ti. Veo que solo eres un saco de desinformación cabezota y engreída que cree, que su "opinión" cabe sobre los sentimientos y emociones de otra persona. Perdona, guapita, aquí no hay opiniones sobre mi que valgan.

Te pedí ante todo respeto, aunque juras que me respetas. Genial.

Ahora te pido que, si durante toda mi lucha, todo mi sudor, todas mis lágrimas y todo mi dolor tú, te vas a reir...te pediría por favor, que mantuvieras tu boca bien cerrada y te dieras una vuelta por tu mundo indecoroso de "opiniones y juicios" sobre los demás, y allí te tomaras una copa junto a Sr. Respeto, a ver si te suelta una hostia o se pone a llorar contigo.


Feliz Navidad,

que el 2013 te traiga un mundo lleno de información sobre diversidad y te enseñe a ver el dolor del prójimo en tu propio dolor.


*









Nessun commento:

Posta un commento

Ahotsak