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2013-02-14
Matt's stuff
While I listen to the song you post a couple of days before, I'll type what's on my notebook:
After having read a german phrasebook with slang things, a kind of sexual phrasebook, it is compulsory for me to write some random stuff about Matt's life or whatever. Today I feel like writing also but what's on my head I cannot truly share because I guess I don't want to be understood.
______
At this point of his life Matt is a mess. He broke up with his lesbian couple to find life in its many broad sense. Let's be honest. He needed sex. He wanted sex. He needed so bad to be fingered. Since he discovered he was a special guy, he enjoyed being fingered by a woman who could appreciate him. Disgusting. Honest. True. Truth hurts.
He doesn't explain things so often, he doesn't have the need to do so. Girls have noticed and they treat him kindly. Matt's finding his way in life and for that purpose he should not feel for anyone but for him. But he always finds obstacles. He fucking falls for charming but he is trying to control that. Charming is emptiness anhd he must stare straight and be faithful to himself. You know, when you find a woman everything's so fascinating but men should control that, men should control. Fuck testosterone.
Now he doesn't feel for anyone. Finally, he made it. So clear, so cold. Nothing inside to come up. He just wants to be fingered and smell women, to have women in his face. Right there.
Maybe expressing his feelings and thoughts to a german girl: 'Ich möchte mi dem Finger gefickt sein. Vielen dank kleine Schlampe'. And that's it. And that's all. No love allowed here, even maybe no hook up allowed here at all.
Matt needs body freedom. Is that selfish? Not at all if we take into account that Matt has been unable to release his nothing. His fucking nothing. But he can release him in every story, in every dream, in every drunken sex as if he had taken drugs and got high.
He enjoys himself so much reading stuff about different languages he finds interesting or he finds himself loving them. He finally left aside and gave up Scottish Gaelic grammar because that's fucking brain-exhausting and has no one to contrast information with. Poor Matt.
By the way, he met again with german which he enjoys the most. It's a pity he has no one, again, to share this geek-funny things he finds in a language.
He is trying hard to fit in. You know...to fit in his group again and be read as a complete and handsome guy. The hardest part is past. You know, past is always there. Past is a huge and thick rope around his neck but with new people he is meeting, he feels he fits in his head and as I said before, he doesn't have the need to explain anything.
He had forgotten what was to scream loud because he felt pain and fucking pleasure at the same time and what awoke him and his body. And put body first and pleasure than other emotional stuff. He has promised himself not to feel guilty for being loved and fucked as Matt. Not anymore.
And that's what he found in his group also: freedom, drinks, drugs, cars, women and sex. And also paella. But specially the previous.
And like a religious pray, he must follow that lust and cover his face with a woman's pussy and die there til the hangover reminds him he should go to work like the rest of the slaves. Just like the rest of slaves who find their lives stuck into work and drunken cold sex. Stare straight. Stay focus. Stay strong. Stay a man if you dare.
Matt's just like the rest. He needs to be drunk to lose control over his life and let his body flow. You realise it when you find yourself in a spiral of drinks and drugs and you feel fucking free but that's an illusion. It never happens truly. You never release yourself truly. Matt met a girl. And to conect with her he has to be drunk. Well, both. It is like a rithual and then they laugh and then they fuck. It's not healthy sex but it is sex and have sober sex can be dangerous so, why have sober sex when you can have drunken sex and even forget you exist? They're not looking for anything in particular but they might be chasing their true and healthy love for their self-esteem.
*
Ars Amandi, Reflexiones filológicas,
Al cubo de la basura,
De la Destrucción,
Ládrame,
Things I'll never send
2012-01-02
Achtung!
Bitte füttern Sie den Herz nicht
*
Ars Amandi, Reflexiones filológicas,
Al cubo de la basura,
Imágenes,
Ládrame
2011-12-28
Bark at me
En momentos así,
tengo ganas de estamparte los sentimientos en la cara para que revienten y encharquen toda tu cordura racional.
Puag.
*
Ars Amandi, Reflexiones filológicas,
Ládrame
2011-10-15
Marco
La enfermedad de su madre distorsionaba la realidad de Marco hasta el punto de perdel el control sobre sí. Agitado y enfurecido en su cuarto, contaba calumnias en su cabeza, alborotada y descuidada, hasta que el nuevo amanecer le tendiese la mano. Odiaba las noches, su alrededor era susceptible al ruido. Se arañaba la cara, las piernas, la tripa. Escondía cicatrices y se odiaba tanto por consentirse el desprecio propio. Ofrendaba su cuerpo y su ser al yugo que eran las palabras sucias de su madre. El odio era inmenso y su garganta angosta, por donde no brotaba ya, signo alguno de vida.
Marco no quería aceptar que, no iba a servir de nada mantener una conversación en frío. No serviría tampoco sentarse frente a frente para llegar a una conclusión. Nunca había una conclusión. Insinuaba con tiernas palabras que buscara asistencia médica, para calmar la ansiedad y recobrar la ilusión por vivir; pero es incapáz de aceptar que tiene un problema y que debería buscar ayuda. A Marco eso le agota. Eso y que su padre siempre le pase el muerto a él y no ejerza su papel:
-¡Marco! ¿ qué le has dicho a tu madre para que esté así?
-Nada, simplemente le he ignorado.
-¡Marco, algo habrás hecho que tu madre está así. Sabes que está así porque la haces sufrir, porque le haces daño.
-¿Por qué iba yo a hacerle daño? Es ella, que exagera las cosas y se ha puesto a gritar.
-Mentira, algo le habrás dicho que estás llorando. Siempre haces lo mismo. Siempre la haces sufrir. Sabrás que es tu culpa que esté así.
Aquellas palabras marcaban a Marco día tras día. Su padre lo forzaba a creer que le hacía daño a su madre, que la hería. Su madre, le hacía ver que era su padre quien le hacía verdaderamente daño cuando pasaba largas jornadas ausente del hogar y después no le dirigía la más mínima palabra. Marco no podía soportar, con la entereza de un joven chaval, todas aquellas noches que, desde los 14 años, se iban sucediendo. Marco tiene ahora 23, y después de algunos episiodos escabrosos con su madre, sólo se preocupa por su salud; pero se preocupa mal. O no sabe preocuparse bien. Tiene miedo, terror, pánico; a que pueda pasarle algo a su madre. No quiere que sufra; pero es algo imposible. Están perdiendo ambos el control sobre sí mismos y él solo quiere huir. Tiene los nudillos hechos polvo, el corazón le brota del pecho y sufre angustia continua. Es agotador. No es capáz de contar con nadie, exceptuando con la chica que le devuelve toda esperanza. Ella es su gran apoyo.
No parece real. No parece que su madre esté enferma, no presenta signos evidentes de ello. Le gustaría contar con el apoyo de su padre, figura a la que admira y no sabe muy bien por qué. Quizá porque es un tipo frío, distante, alto y serio, rendido ante el trabajo y dispuesto al sufrimiento de la vida y a la maduración personal. Un tipo que jamás llora. Marco lo admira, pero le queda bastante camino para ser como él y se decepciona en el camino. Quizá, solo quizá, Marco se dé cuenta de que su padre está siendo injusto con él haciendo que cargue con el sentimiento de culpa de su madre. Que cargue él, con 23 años con la responsabilidad de la enfermedad de su madre. Es injusto solo porque su padre esté acobardado con el futuro próximo, tanto o menos que su hijo Marco.
Los ojos del chaval están hundidos. Se encuentra abatido y busca un consuelo desesperanzado en la distancia. Alguien. Ella. Que le cuide y le guarde de todo dolor. Quiere estar solo. Quisiera perder la facultad del habla. Perder la facultad de comunicación que tan trastocado lo tiene. Marco no se encuentra a sí mismo. Se ve en e espejo y no se reconoce. Tan solo encuentra consuelo en la Escritura, en la mágia de las palabras. En lo imposible de su tristeza. En la mirada de los ojos de Ella.
Marco no quería aceptar que, no iba a servir de nada mantener una conversación en frío. No serviría tampoco sentarse frente a frente para llegar a una conclusión. Nunca había una conclusión. Insinuaba con tiernas palabras que buscara asistencia médica, para calmar la ansiedad y recobrar la ilusión por vivir; pero es incapáz de aceptar que tiene un problema y que debería buscar ayuda. A Marco eso le agota. Eso y que su padre siempre le pase el muerto a él y no ejerza su papel:
-¡Marco! ¿ qué le has dicho a tu madre para que esté así?
-Nada, simplemente le he ignorado.
-¡Marco, algo habrás hecho que tu madre está así. Sabes que está así porque la haces sufrir, porque le haces daño.
-¿Por qué iba yo a hacerle daño? Es ella, que exagera las cosas y se ha puesto a gritar.
-Mentira, algo le habrás dicho que estás llorando. Siempre haces lo mismo. Siempre la haces sufrir. Sabrás que es tu culpa que esté así.
Aquellas palabras marcaban a Marco día tras día. Su padre lo forzaba a creer que le hacía daño a su madre, que la hería. Su madre, le hacía ver que era su padre quien le hacía verdaderamente daño cuando pasaba largas jornadas ausente del hogar y después no le dirigía la más mínima palabra. Marco no podía soportar, con la entereza de un joven chaval, todas aquellas noches que, desde los 14 años, se iban sucediendo. Marco tiene ahora 23, y después de algunos episiodos escabrosos con su madre, sólo se preocupa por su salud; pero se preocupa mal. O no sabe preocuparse bien. Tiene miedo, terror, pánico; a que pueda pasarle algo a su madre. No quiere que sufra; pero es algo imposible. Están perdiendo ambos el control sobre sí mismos y él solo quiere huir. Tiene los nudillos hechos polvo, el corazón le brota del pecho y sufre angustia continua. Es agotador. No es capáz de contar con nadie, exceptuando con la chica que le devuelve toda esperanza. Ella es su gran apoyo.
No parece real. No parece que su madre esté enferma, no presenta signos evidentes de ello. Le gustaría contar con el apoyo de su padre, figura a la que admira y no sabe muy bien por qué. Quizá porque es un tipo frío, distante, alto y serio, rendido ante el trabajo y dispuesto al sufrimiento de la vida y a la maduración personal. Un tipo que jamás llora. Marco lo admira, pero le queda bastante camino para ser como él y se decepciona en el camino. Quizá, solo quizá, Marco se dé cuenta de que su padre está siendo injusto con él haciendo que cargue con el sentimiento de culpa de su madre. Que cargue él, con 23 años con la responsabilidad de la enfermedad de su madre. Es injusto solo porque su padre esté acobardado con el futuro próximo, tanto o menos que su hijo Marco.
Los ojos del chaval están hundidos. Se encuentra abatido y busca un consuelo desesperanzado en la distancia. Alguien. Ella. Que le cuide y le guarde de todo dolor. Quiere estar solo. Quisiera perder la facultad del habla. Perder la facultad de comunicación que tan trastocado lo tiene. Marco no se encuentra a sí mismo. Se ve en e espejo y no se reconoce. Tan solo encuentra consuelo en la Escritura, en la mágia de las palabras. En lo imposible de su tristeza. En la mirada de los ojos de Ella.
Ars Amandi, Reflexiones filológicas,
Al cubo de la basura,
De la Destrucción,
Ládrame
2011-06-18
Píntame
Píntame.
Píntame el rostro.
Píntame el cuerpo, los pechos en verano.
Píntame de sonrisas azules, de jolgorio.
Píntame húmeda la piel de tu deseo.
Píntame; pero píntame.
Ars Amandi, Reflexiones filológicas,
De la Destrucción,
Ládrame,
Things I'll never send
2011-01-18
De Aparencia Humana
He llegado a la conclusión de que no puedo tener un perro a mi lado porque yo mismo soy mi propio perro. Yo mismo me paseo, me encolerizo y vuelvo a mi estado de sumisión. Me lamo, me doy cariño y me muerdo la cola cuando no hay nadie cerca a quien poder morder.
Debo de ser una raza de esas pastor, grande, peluda e inteligente. Inteligente para mi especie. Odio que me comparen con un ser humano o que intenten tratarme como tal. No se dan cuenta porque no observan mi rabo ni tampoco se fijan en cómo tengo las orejas nunca. No tengo nada que ver con un humano, pero se empeñan en tratarme como tal sólo porque creen escuchar que aquello con lo que me comunico es su lenguaje.
Hacen como que oyen como que entienden que de mi hocico sale un lenguaje parecido al suyo. Porque a veces un aullido puede recordar al llanto de un cachorro humano. Pero no escuchan más allá del lenguaje verbal y por eso no ven mis señales cuando intento que no me acaricien por la calle. Probablemente te ladre mi me cruzo contigo. Sí, contigo y contigo.
No eres tú. Reconozco tu olor y me es familiar; pero es tu energía. Tu energía no me deja vivir y me vuelve loco. Loco de atar y por eso mis patas sangran cada noche arañando la pared. Lo notarás enseguida* si cruzamos las miradas. Hace tiempo que dejé de ser cachorro, que ya tengo más paciencia y las orejas erguidas. Puedes notar cuándo me enervo, te lo haré notar con un gruñido grave. No quiero tu presencia cerca, no mientras sigas siendo humano.
Yo esperaba mi reencarnación y resulta que ya era una bestia antes de ser consciente de ello. Que no hablo, que ladro. Que es difícil verificar cuándo voy a atacar y de hacerlo si estoy jugando o si realmente quiero herir a alguien. Nunca le he hecho daño a uno de mi especie; pero cómo diferenciarlos entre tanta jungla llena de humo y máquinas que atropeyan gratuitamente. Mientras tanto, ¿a cuántos seres humanos he herido sin querer? Porque no entienden el nivel de juego, no juegan a la misma intensidad o simplemente ellos no lo ven como un juego. ¿A cuántos seres humanos habré hecho daño y cuántos quieren volver a sentarse tranquilos a mi lado?, ¿cuántos de ellos no me sacrificarían o me calificarían de 'bestia inmunda'?.
¿Por qué estamos mezclados?, ¿por qué no puedo volver a donde pertenezco?.
Rehuyo de la compañía humana, estar con una especie diferente me está matando por fuera y por dentro. Prefiero quedar con los de mi especie en el parque de debajo de mi casa, sólo. Sólo pero en camada. Todo está tranquilo y tengo alguien que sin cruzar palabra conmigo es capáz de entender mi sufrimiento en vida.
Si corro me pueden atropellar. Si aullo en la noche me pueden encerrar. Si muerdo me medicarán. No tengo escapatoria y tú no vas ni a comprenderme ni a saber ayudarme.
Se que es confuso pues tengo apariencia humana y mi condición bípeda hace casi imposible que te quepa en la mente que no soy como tú. Pero conservo mi sentido de la percepción en la obscuridad* y la viva mirada de un perro que se siente incomprendido. Siempre incomprendido.
Y no, no soy uno de tu especie ni lo seré jamás. Quiero olvidar mi facultad del lenguaje, aprendido a base de puñetazos en la mandíbula y sangre en el morro. Quiero volver a aullar y sentirme libre.
Ambas acepciones están aceptadas:
* enseguida/ en seguida
*obscuridad/oscuridad
Debo de ser una raza de esas pastor, grande, peluda e inteligente. Inteligente para mi especie. Odio que me comparen con un ser humano o que intenten tratarme como tal. No se dan cuenta porque no observan mi rabo ni tampoco se fijan en cómo tengo las orejas nunca. No tengo nada que ver con un humano, pero se empeñan en tratarme como tal sólo porque creen escuchar que aquello con lo que me comunico es su lenguaje.
Hacen como que oyen como que entienden que de mi hocico sale un lenguaje parecido al suyo. Porque a veces un aullido puede recordar al llanto de un cachorro humano. Pero no escuchan más allá del lenguaje verbal y por eso no ven mis señales cuando intento que no me acaricien por la calle. Probablemente te ladre mi me cruzo contigo. Sí, contigo y contigo.
No eres tú. Reconozco tu olor y me es familiar; pero es tu energía. Tu energía no me deja vivir y me vuelve loco. Loco de atar y por eso mis patas sangran cada noche arañando la pared. Lo notarás enseguida* si cruzamos las miradas. Hace tiempo que dejé de ser cachorro, que ya tengo más paciencia y las orejas erguidas. Puedes notar cuándo me enervo, te lo haré notar con un gruñido grave. No quiero tu presencia cerca, no mientras sigas siendo humano.
Yo esperaba mi reencarnación y resulta que ya era una bestia antes de ser consciente de ello. Que no hablo, que ladro. Que es difícil verificar cuándo voy a atacar y de hacerlo si estoy jugando o si realmente quiero herir a alguien. Nunca le he hecho daño a uno de mi especie; pero cómo diferenciarlos entre tanta jungla llena de humo y máquinas que atropeyan gratuitamente. Mientras tanto, ¿a cuántos seres humanos he herido sin querer? Porque no entienden el nivel de juego, no juegan a la misma intensidad o simplemente ellos no lo ven como un juego. ¿A cuántos seres humanos habré hecho daño y cuántos quieren volver a sentarse tranquilos a mi lado?, ¿cuántos de ellos no me sacrificarían o me calificarían de 'bestia inmunda'?.
¿Por qué estamos mezclados?, ¿por qué no puedo volver a donde pertenezco?.
Rehuyo de la compañía humana, estar con una especie diferente me está matando por fuera y por dentro. Prefiero quedar con los de mi especie en el parque de debajo de mi casa, sólo. Sólo pero en camada. Todo está tranquilo y tengo alguien que sin cruzar palabra conmigo es capáz de entender mi sufrimiento en vida.
Si corro me pueden atropellar. Si aullo en la noche me pueden encerrar. Si muerdo me medicarán. No tengo escapatoria y tú no vas ni a comprenderme ni a saber ayudarme.
Se que es confuso pues tengo apariencia humana y mi condición bípeda hace casi imposible que te quepa en la mente que no soy como tú. Pero conservo mi sentido de la percepción en la obscuridad* y la viva mirada de un perro que se siente incomprendido. Siempre incomprendido.
Y no, no soy uno de tu especie ni lo seré jamás. Quiero olvidar mi facultad del lenguaje, aprendido a base de puñetazos en la mandíbula y sangre en el morro. Quiero volver a aullar y sentirme libre.
Ambas acepciones están aceptadas:
* enseguida/ en seguida
*obscuridad/oscuridad
Ars Amandi, Reflexiones filológicas,
Ládrame
2011-01-16
Que Nadie Te Oiga Aullar
Distingue mi tono de voz firme, autoritario y suave. Me distingue a lo lejos usando la trufa como buen pastor. Receloso de su pelota y de su territorio. A veces juego a invadir su territorio. No me va a morder. Ni tan sólo levantará el labio superior. Ni un gruñido, ningún sonido por el que preocuparse, nada de ruidos roncos y graves.
Estado de sumisión. Orejas atrás, cola baja con leve movimiento oscilante. Derecha, izquierda, derecha, izquierda. Mirada baja, cabeza baja. Rastrea algo.
Tan sólo un monosílabo acompañado de un suave gesto corporal le invita a sentarse a mi lado. Yo lo invito y acude a mi obediente. Se sienta, levanta las orejas en 'modo alerta'. Está atento a su única obsesión: la pelota.
No se da cuenta, o quizá sí, de que sólo se la lanzaré con potencia si se sienta y se tranquiliza. Que en ese estado no va a conseguir nada. Y bendita mi paciencia. Nada...que jadée.
Ahora. Ahora la lanzo con potencia y corre como si fuera su presa. Es una simple pelota; pero le vuelve loco. A mi también. Me vuelve loco.
Me sacudo el pantalón lleno de barro con mi mano y sin querer me he llevado gran parte de él. Ups. Bueno, es igual. Repetimos el ejercicio de la pelota esta vez haciendo que se quede inmovil a la voz de 'quieto'. Eso sí, manteniendo la mirada y el gesto. La energía corporal hará el resto. Cuando vea que se desvanece el estado de nerviosismo e inquietud le lanzaré la orden de 'busca'. Corre, corre y corre. Nada hará desaparecer su obsesión.
Vuelvo a tener barro, esta vez en las zapatillas.
Se acercan nuevos miembros. Nos saludan y nos huelen. Protejo a mi cánido mostrando una fuerte territorialidad para él y para mi. Nos huelen y somos aceptados. Más tarde parece que un Golden quiere dominar a mi perro. Se huelen. Nada fuera de lo común. Empiezo a notar yo mismo la tensión...tras el olisqueo compulsivo del Golden comienzan los gruñidos graves y bajos que denotan agresividad y dominancia. Se muerden el hocico y se oyen lamentos y quejidos. Rapidamente actuo y muerdo con fuerza y precisión el bajo viente de mi compañero. Eso no se hace. Túmbate. Échate. Déjate oler. Aquí mando yo.
Nunca duran demasiado las luchas por ser el lider. No son grandes peleas pero para ello no debes dejar que tu compañero entre en ese estado demasiado tiempo o no lograrás apaciguarlo.
Volvemos a mezclarnos entre la jauría. No parece haber un lider claro e indiscutible sino que todos ellos, machos y hembras conviven en un estado de calma y paz. Sólo hay tres pelotas y hay que hacer por merecérselas.
Él me guarda y sabe que le protejo de todo ataque. Que estoy ahí y que no voy a dejar que nada malo le pase. Han pasado 3horas y media y seguimos en medio de la camada; pero debemos irnos. Él tiene que beber y descansar su pelaje y yo...yo tengo que meterme de patitas en la ducha. No necesito pronunciar su nombre para acabar la tarde e irnos a casa, simplemente le miro y le hago un gesto con el cuerpo marcando la dirección. Me sigue y siempre detrás, nunca delante. Al fin y al cabo sabe distinguir a su lider.
Sabemos la dirección. Camino a casa ambos corremos moviendo esta vez con más energía nuestras colas peludas. Derecha, izquierda; derecha, izquierda; derecha, izquierda.
Estado de sumisión. Orejas atrás, cola baja con leve movimiento oscilante. Derecha, izquierda, derecha, izquierda. Mirada baja, cabeza baja. Rastrea algo.
Tan sólo un monosílabo acompañado de un suave gesto corporal le invita a sentarse a mi lado. Yo lo invito y acude a mi obediente. Se sienta, levanta las orejas en 'modo alerta'. Está atento a su única obsesión: la pelota.
No se da cuenta, o quizá sí, de que sólo se la lanzaré con potencia si se sienta y se tranquiliza. Que en ese estado no va a conseguir nada. Y bendita mi paciencia. Nada...que jadée.
Ahora. Ahora la lanzo con potencia y corre como si fuera su presa. Es una simple pelota; pero le vuelve loco. A mi también. Me vuelve loco.
Me sacudo el pantalón lleno de barro con mi mano y sin querer me he llevado gran parte de él. Ups. Bueno, es igual. Repetimos el ejercicio de la pelota esta vez haciendo que se quede inmovil a la voz de 'quieto'. Eso sí, manteniendo la mirada y el gesto. La energía corporal hará el resto. Cuando vea que se desvanece el estado de nerviosismo e inquietud le lanzaré la orden de 'busca'. Corre, corre y corre. Nada hará desaparecer su obsesión.
Vuelvo a tener barro, esta vez en las zapatillas.
Se acercan nuevos miembros. Nos saludan y nos huelen. Protejo a mi cánido mostrando una fuerte territorialidad para él y para mi. Nos huelen y somos aceptados. Más tarde parece que un Golden quiere dominar a mi perro. Se huelen. Nada fuera de lo común. Empiezo a notar yo mismo la tensión...tras el olisqueo compulsivo del Golden comienzan los gruñidos graves y bajos que denotan agresividad y dominancia. Se muerden el hocico y se oyen lamentos y quejidos. Rapidamente actuo y muerdo con fuerza y precisión el bajo viente de mi compañero. Eso no se hace. Túmbate. Échate. Déjate oler. Aquí mando yo.
Nunca duran demasiado las luchas por ser el lider. No son grandes peleas pero para ello no debes dejar que tu compañero entre en ese estado demasiado tiempo o no lograrás apaciguarlo.
Volvemos a mezclarnos entre la jauría. No parece haber un lider claro e indiscutible sino que todos ellos, machos y hembras conviven en un estado de calma y paz. Sólo hay tres pelotas y hay que hacer por merecérselas.
Él me guarda y sabe que le protejo de todo ataque. Que estoy ahí y que no voy a dejar que nada malo le pase. Han pasado 3horas y media y seguimos en medio de la camada; pero debemos irnos. Él tiene que beber y descansar su pelaje y yo...yo tengo que meterme de patitas en la ducha. No necesito pronunciar su nombre para acabar la tarde e irnos a casa, simplemente le miro y le hago un gesto con el cuerpo marcando la dirección. Me sigue y siempre detrás, nunca delante. Al fin y al cabo sabe distinguir a su lider.
Sabemos la dirección. Camino a casa ambos corremos moviendo esta vez con más energía nuestras colas peludas. Derecha, izquierda; derecha, izquierda; derecha, izquierda.
Ars Amandi, Reflexiones filológicas,
Ládrame
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