Ahora estoy en tu guarida. En la cárcel del deseo. Sentada en tu silla viendo nuestras fotos. Creadas por ti y por mi, para ti y para mi.
Cuando leas esto; yo no estaré en tu silla, ya no estaré en la prisión voluntaria del Amor más fuerte. Estaré a kilómetros de aquí, siendo esclava de la distancia y del recuerdo. Quisiera despertar tus párpados con besos. Todo esto huele a ti. Ayer el aroma era de las dos y solo pienso en concederle mi Alma al Cielo o a la poesía para que me libre de cualquier sufrimiento de estar sin ti.
Tú, ti, te, contigo.
Me sobra la Navidad. Me sobran órganos en la inapetencia. Me sobran días y me sobran horas, y ahora, sin embargo, daría toda mi sangre porque me clavaras con cruces al suelo de tu habitación.
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Ahotsak