En el Mar se escuchan aullidos,
se oye el eco eterno de su voz musitando-no te vayas-
a orillas de sus pápados, donde se precipitan hoy sus sueños.
Gris es el eco amargo de su imagen en la orilla sosteniendo
con fuerza y altío la barquita de madera
que la iba a ver marchar a lo lejos.
Era un calor húmedo en el ambiente y la neblina le ayudó
a ocultar sus lágrimas al otro lado del inmeso Mar.
Se oyen los aullidos de Amor y dolor,
se escuchan trompetas fúnebres que anuncian su partida.
-No te vayas- fue su último gesto escondiendo el dolor
en su rostro.
Admiraba la belleza de sus sentimientos más puros.
El Amor más puro, el de 'para siempre', arde en las
llamas saladas de su Mar con la furia de un titán.
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Ahotsak