Hay un par de canciones que ahora mismo me hacen gritar como una perra y sacan de mi la mejor voz posible, o al menos, el mejor intento posible. Tú sacas el mejor intento de Amor posible que hay dentro de mi, que se que lo hay y que lo habrá mientras mis pulsaciones estén en 178. Me haces cantar con la potencia con la que se desploma un iceberg sobre la inmensidad del océano. Esas dos canciones y tú convergéis en mi mente creando una imagen de estampida que trota por los pliegues de mi mente como olas de fuego en un huracán.
Necesito esa explosión imaginaria de deseos y fantasía diaria. Imaginar mi vida solo con Amor y sus extensas manifestaciones me excita. Pienso que sería capaz de llevar la vida de un artista romántico, pero todo se difumina en la difamación más ociosa de la utopía de crear otra vida a partir de mi cuerpo y de mi mente. Entonces te imagino desnuda como Dios te trajo al mundo, tan tierna y virgen; tan pura y tan femenina correteando por la habitación verde de nuestros sueños para crear la imagen colorida de un Amor loco.
Siento un cosquilleo al pensar que tú; sí, tú; lo leerás y me criticarás en voz alta por mi imagen infantil y mi tono soez. Por hablar de sexo y mezclarte con ello. Por mezclarnos fuera de la rutina. Aquí no hay tiempos, no hay espacios, ni creencias ni vacíos cariño. Aquí no hay noches ni hay días, ni blancos ni negros. No hay, cariño, maldad en el mundo; en mi mundo. No te quiero mentir: he soñado Amarte bien. Amarte siempre.
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Ahotsak