2011-01-30

Diálogo con Dios II

Dios,

me encamino hacia la obscuridad de mi juicio final. Miénteme mientras esté en tu regazo. Acógeme esta noche, méceme en tus entrañas calladas y tiernas, y dime que todo está bien. Calma mis oidos con silencio estelar. Esté donde esté esta madrugada, cántame una nana. Una nana de esas que acallan el llanto pueril y que limpia la culpa más humana del pecado visceral. Sonríeme y protégeme a escasas horas de la salida del sol. Un nuevo nacimiento, una nueva muerte. La nuestra.

Exento de culpa no quedaré; pero rocía mi frente de besos fríos y viento suave. Viste de lana mis sueños esta noche, ya los deshilachará ella a la mañana.

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