2011-06-08

Tormenta de Verano

No se muy bien qué está pasando. Que el asfalto se levanta a cincuentaycinco grados, que trago gravilla pesada y me ahoga el cuerpo. La desesperación nos lleva a buscar cuchitriles de alquiler para poder sembrar nuestro tesoro. Siempre nos empuja, por estas fechas, al vacío del sinsentido. A buscar, en vano, un lugar seguro. Es el momento de refugiarse de la ciudad en el monte, y del monte en la ciudad. Y de las personas en una caja con cierre de seguridad.

No se en qué parada me estarás esperando, ni si hemos cogido el mismo tren. No se cómo vas vestida ni si recordarás mi cara. La lluvia de esta mañana, tan fría, se ha encargado de escalciar mi rostro hasta desfigurar esos ojos verdes que sólo te miran a ti. Esque ya no nos encuentro cuando salgo a pasear.

He intentado no vivir en castillos, no imaginarme princesas. He intentado no endulzar esta historia, no creer que hay un manto verde detrás. He intentado aterrizarla, dejarla en el suelo y observarla. He intentado no llorarnos; pero es imposible. No puedo dejar nuestra historia en medio de esta jauría de Vida, de distancia y de caos burocrático. Y yo que tan solo quiero estar a tu lado, parece que pido la Paz mundial.

Ese caos lleva a buscar y buscar y buscar, porque nada nos sacia y porque el hambre de Amor nos tiene el corazón del revés, envuelto en su misma piel, plegado en una maleta. No me pueden callar los ojos cuando oigo que, es imposible que pueda ir a buscarte. Caerá un manto húmedo sobre mi cuerpo escarchando mis extremidades y cerrando mis poros. Y lo natural y lo cotidiano se mezclan y se amasijan junto a las tecnologías que nos hacen la vida un poco más imposible, el dinero nos aleja y el sol se esconde. Pero eso nos lleva a buscar y buscar y buscar, hasta que repasemos las huellas que un día caminaron en sentido correcto.

Me acabaré volviendo loca de Amor, abandonando mi cuerpo. Cerrando los ojos, clavándome el alma a tu pecho. Arañando las puertas invisibles, aullando los días enteros; las noches cerradas. Me acabaré volviendo extraña a mí misma, gritaré tu nombre del revés, sacaré la tinta de mi páncreas y explotaré contra el aire que nos separa.

Hoy no me apetece la política. No me apetece la actualidad, ni me apetece comer. Hoy no me apetecen las injusticias ajenas, tan solo la mía. No me apetece el malestar, ni los imposibles. Hoy no me apetece dormir, ni siquiera me apetece escribir. Hoy no me apetece lanzar nuestra historia contra el suelo, ni dejar que se la coma el tiempo.

Quiero rescatar todos los trocitos de lo que nos queda y meterlos en esa cajita azul, decorada con una estrella en la tapa que se abre y que se cierra. Quiero también, guardar un par de canciones y un trozo de hierba de los acantilados. Meter un Mamut y mucho algodón.

Guardanos para Siempre.



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