2013-01-19

Habrá días mejores



Tengo que empezar pidiendo perdón. Se me está yendo de las manos. A veces soy un completo gilipollas cuando, por un absurdo comentario me derrumbo y lo pago con quien más quiero.

Estos días se me hacen especialmente difíciles, y no espero una compresión total por parte de nadie porque ni siquiera yo mismo me acabo de comprender totalmente. Este es un momento de mi vida un tanto delicado donde, considero que mi cuerpo ya no tiene piel y que no existe coraza alguna, pues estoy en carne viva frente al mundo. Algunos lo saben, otros muchos no. Nadie tiene la culpa de que esté medio loco, de que cualquier comentario me afecte más de la cuenta y no se cómo evitarlo, porque es realmente molesto para todos. Me siento desnudo en alma y más frágil que nunca, pero eso lo grito en bajito porque nadie se debe enterar o podría morir en vida. Hay comentarios, frases, palabras, incluso gestos que pueden arruinarme el día y nadie tiene la culpa de ello; pues la mayoría de las veces nadie es consciente de ello ni tienen por qué serlo, soy yo el que tiene que aprender a lidiar con ellos y hacerme fuerte. Nadie debe, ¡ni yo lo permitiré!, andarse de puntillas conmigo propinando comentarios especialmente cuidadosos porque, al fin y al cabo, irrumpirán la más sincera y fluida comunicación.

No se qué me está pasando. Bueno, no es del todo cierto. Se que estoy en mi búsqueda, hurgando en una vieja herida y que por eso brota sangre, brotan los restos caducados y la podredumbre más cortante. Brota el secreto oculto que ya no es tan oculto, brota en mi el perfecto ser que ansía asomarse a la vida. Se que hay un choque entre mis intereses y los intereses de los demás, y en el equilibrio se haya la virtud; pues yo no puedo controlar sus proyecciones de mi Yo en ellos, ni ellos pueden controlar mis proyecciones sobre ellos en mi Yo. Son comentarios, pequeños, involuntarios, pero muy hirientes que debo aprender a tomarme con más calma y no sacar las garras a la primera de cambio o me acabará costando muy caro. Solo sé pedir perdón por mis delirios y por mis flaquezas.

Mientras, entrenar diariamente aunque sea un rato, me ayuda enormemente a evadirme de mi mente -pues ésta se centra principalmente en la correcta realización del trabajo físico y de acompañar al cuerpo en la tarea- y me ayuda a evadirme de mi cuerpo, el cuerpo en el que me tocó nacer y que sé que con esfuerzo físico puedo modificar, casi, a mi antojo. Todo depende de mi y de mi voluntad. Se que eso mucha gente no lo entiende y es porque no lo ven desde mis ojos. Pero es lo que me ayuda a escapar de esta casa, de tener a la persona que más me importa tan lejos y de tener que oír y soportar vejaciones de mi hermano pequeño al cual califico de "pobremente educado en temas sociales y de diversidad" constantemente. Todo ese cúmulo solo puede funcionar bajo la disciplina física y bajo una mente fría; pero para la segunda premisa aún me queda bastante.

Mi comportamiento de hoy ha sido bochornoso, sobretodo porque no he sabido controlar los celos irracionales hacía mujeres y hombres. Me he sentido algo en medio, ni hombre ni mujer y ha sido muy frustrante. Al final lo he pagado con la única persona que me quiere incondicionalmente y ha sido lo peor que ha podido pasar. Me siento un saco de mierda que se va a la cama después de ver cómo se le escapa una rosa de las manos. Y es gracias a Ella, que cada día lucho por mi e intento ver que realmente merezco la pena y un lugar en el mundo.

Lo único que me consuela es que vendrán tiempos mejores porque yo los buscaré y caminaré hacia ellos.

Mierda

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