Releer todas y cada una de las entradas de Enero, Febrero y Marzo de este año me han servido de gran alivio. He releido cosas que me parecen increibles y que difícilmente las reconocería como mias. Sin embargo, he podido sentir la paulatina contracción de mi estómago al leer tanta sangre en forma de palabras. Ahí hubo sangre, mucha sangre.
Concretamente uno de Febrero y uno de Marzo cuentan con la suficiente calidad literaria como para poder participar en algún concurso juvenil o algo similar, pero ¿quién va a querer leer unos relatos cuyo contenido es nulo? No sabría clasificarlos, así que ahí se quedarán.
Es obvio el desentreno que he sufrido durante todo el verano. Es totalmente justificable.
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Ahotsak