He llegado a la conclusión de que no puedo tener un perro a mi lado porque yo mismo soy mi propio perro. Yo mismo me paseo, me encolerizo y vuelvo a mi estado de sumisión. Me lamo, me doy cariño y me muerdo la cola cuando no hay nadie cerca a quien poder morder.
Debo de ser una raza de esas pastor, grande, peluda e inteligente. Inteligente para mi especie. Odio que me comparen con un ser humano o que intenten tratarme como tal. No se dan cuenta porque no observan mi rabo ni tampoco se fijan en cómo tengo las orejas nunca. No tengo nada que ver con un humano, pero se empeñan en tratarme como tal sólo porque creen escuchar que aquello con lo que me comunico es su lenguaje.
Hacen como que oyen como que entienden que de mi hocico sale un lenguaje parecido al suyo. Porque a veces un aullido puede recordar al llanto de un cachorro humano. Pero no escuchan más allá del lenguaje verbal y por eso no ven mis señales cuando intento que no me acaricien por la calle. Probablemente te ladre mi me cruzo contigo. Sí, contigo y contigo.
No eres tú. Reconozco tu olor y me es familiar; pero es tu energía. Tu energía no me deja vivir y me vuelve loco. Loco de atar y por eso mis patas sangran cada noche arañando la pared. Lo notarás enseguida* si cruzamos las miradas. Hace tiempo que dejé de ser cachorro, que ya tengo más paciencia y las orejas erguidas. Puedes notar cuándo me enervo, te lo haré notar con un gruñido grave. No quiero tu presencia cerca, no mientras sigas siendo humano.
Yo esperaba mi reencarnación y resulta que ya era una bestia antes de ser consciente de ello. Que no hablo, que ladro. Que es difícil verificar cuándo voy a atacar y de hacerlo si estoy jugando o si realmente quiero herir a alguien. Nunca le he hecho daño a uno de mi especie; pero cómo diferenciarlos entre tanta jungla llena de humo y máquinas que atropeyan gratuitamente. Mientras tanto, ¿a cuántos seres humanos he herido sin querer? Porque no entienden el nivel de juego, no juegan a la misma intensidad o simplemente ellos no lo ven como un juego. ¿A cuántos seres humanos habré hecho daño y cuántos quieren volver a sentarse tranquilos a mi lado?, ¿cuántos de ellos no me sacrificarían o me calificarían de 'bestia inmunda'?.
¿Por qué estamos mezclados?, ¿por qué no puedo volver a donde pertenezco?.
Rehuyo de la compañía humana, estar con una especie diferente me está matando por fuera y por dentro. Prefiero quedar con los de mi especie en el parque de debajo de mi casa, sólo. Sólo pero en camada. Todo está tranquilo y tengo alguien que sin cruzar palabra conmigo es capáz de entender mi sufrimiento en vida.
Si corro me pueden atropellar. Si aullo en la noche me pueden encerrar. Si muerdo me medicarán. No tengo escapatoria y tú no vas ni a comprenderme ni a saber ayudarme.
Se que es confuso pues tengo apariencia humana y mi condición bípeda hace casi imposible que te quepa en la mente que no soy como tú. Pero conservo mi sentido de la percepción en la obscuridad* y la viva mirada de un perro que se siente incomprendido. Siempre incomprendido.
Y no, no soy uno de tu especie ni lo seré jamás. Quiero olvidar mi facultad del lenguaje, aprendido a base de puñetazos en la mandíbula y sangre en el morro. Quiero volver a aullar y sentirme libre.
Ambas acepciones están aceptadas:
* enseguida/ en seguida
*obscuridad/oscuridad
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Ahotsak