2016-01-05

Guitarra


Qué bien saben mis dedos entre tus costuras.
 Hacía tiempo que no se enredaban entre tus faldas, mujer. 
¡Ay guitarra!
Tan tímida y quieta como siempre, siempre estás donde te dejo y ¡no por sumisa!, sino por exceso de curvas que te impiden moverte. 
¡Ay guitarra!
No me cuesta mucho ponerte a cantar, galantemente predispuesta a ello, alegras los días y entonas las noches. 
¡Ay guitarra!
Fiel compañera, el primer amor con los brazos abiertos y las palmas tocando.

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