No te encuentro.
No me encuentras.
No nos vamos a encontrar.
Tengo que romperme en mil pedazos otra vez.
Juro que es la última vez, que no va a volver a pasar.
Juro que no me encontrarás en tazas de té vacías como un impulso.
Como un impulso eléctrico gritaba la canción y así grito por dentro, bajo llave.
Ya ves, no esperabas esto. Ni tú ni yo. No esperaba no poder dormir oyendo el eco
de tu nombre. Sí, ese eco que se confunde con mi inicial en el cielo, en la arena.
Me acojoné, lloré y me fui. Reventé. Reventó el verano. Algo que no podré explicar.
Cuéntame a qué saben ahora tus labios cuando callan. Cuéntanos a qué saben las horas después
de pasear sola por la orilla. ¡Joder! Quiero ir a ti. Invisible barrera que entorpece lo mundano
de lo divino. Te acostumbraste a decir que NO. Me acostumbré a asentir.
Peroahoranomesueltes. Agarra mi mano como se agarran estas palabras vacías.
Amor.
AMOR.
¡Joder!
Otra vez la descarga en el pecho. Brutal.
Duele verte y no mirarte.
Duele oírte y no escucharte.
Me estoy volviendo loco y no es una locura sana.
Supersubmarina en bucle, café en bucle y los días no vividos también, en bucle.
¿Dónde estás?
¡Joder! Pensé que todo esto era una jodida broma. Al cajón. Ya no recuerdo su olor.
*